Querida Madre, se que llevo
varias semanas sin escribirte y lo
siento mucho, pero todo el tiempo que tenía para hacerlo lo utilizaba para
descansar. Estamos agotados y nuestras condiciones de vida cada vez empeoran mas,
sobre todo estas últimas semanas, que no ha parado de llover y el agua ya nos
llega por las rodillas. Pasamos mucho frío y las horas en esta trinchera se nos
hacen eternas. Mi única distracción es la lectura, aunque la tristeza y el
dolor no me dejan que disfrute ni un solo segundo. Día a día voy viendo como
mueren muchos de mis compañeros y sé que el siguiente podría ser yo. A pesar de
todo sigo con esperanza de volver a veros y haré lo posible para conseguirlo,
así que lucharé con todas mis fuerzas por vosotros y por la Patria hasta el último
de mis días. Y espero que, aunque muera, estéis orgullosos de mí, como yo lo estoy
de vosotros. Os quiero